... de repente despierto aun demasiado somnoliento para realizar cualquier proceso psicológico, aturdido con la voz de mi paciente y protectora madre. No me levanto inmediatamente, mis párpados pesan mas que una culpa, pero se que no podre volverme a dormir y por eso comienzo a meditar lo que debo hacer durante el día y las caras que deceo ver, las que no. Oigo de nuevo la voz de mi madre que sutilmente me da ánimos para que logre levantar mi cuerpo y llevarlo a la ducha, a la tercera vez respondo al llamado e inclino mi anatomía hacia el exterior de la cama y pongo los pies sobre el suelo, salgo de mi cuarto y miro hacia la televisión que solo muestra mala noticias. Al subir alguno peldaños, tropiezo torpemente y casi caigo, pero logro afirmarme del pasamanos para continuar mi ascenso hacia la ducha del segundo piso. Al llegar al baño me desvisto de la manera mas rápida que sea posible para evitar que el frió me inunde y rápidamente voy hacia el interior de la ducha. Pienso que hoy tengo una prueba y empiezo a recordar la materia relevante a la misma , pero también me sobrevienen otros pensamientos como el el de ver el rostro enternecido de un ser que provoca una suerte de afección cardiaca.
Logro ducharme y bajo rápidamente las escaleras , llego a mi pieza pero no logro encontrarla hasta que dirijo una mirada fugaz hacia la manilla de mi puerta. Salgo de mi pieza con un paso casi exageradamente lento, al llegar a la cocina, mi madre había preparado un sándwich y un café. El ultimo lo bebo con completa satisfacción , pero al comer el sándwich es como si lo hiciera por mera inercia. Mi padre, agitando la cuchara en su te, me pregunta; "¿Como estas para la prueba "chinito"? " , Le respondo rapido pero de una manera seca, porque las ganas de responder a su afectuosa pregunta, no las tenia.
Mi padre hace partir el auto y nos vamos rápidamente , son las 7:55, pero mi padre no parece nervioso, ni yo tampoco lo estoy pero tengo ansias por ciertos motivos. Durante el trayecto veo la salida del sol que me encandila, hay mujeres que se maquillan en el camino y obreros que viajan apresurados a sus trabajos en sus endebles bicicletas, dispuestos a laborar en condiciones desfavorables, pero siempre con los retratos de sus hijos y esposas en sus mentes. De alguna manera se logra ver una rastro de esperanza en sus ojos.
La esperanza es la que me inunda a mi también, pero la esperanza de que alguno de mis sentidos capte la presencia de cierto ser.
Cuando llego al lugar de destino, saludo al guardia, que con una mirada fija, vigila que el portón se cierre de una manera correcta. Sigo mi camino y me encuentro con un amable profesor muy conocido por la gran mayoría de los alumnos del colegio, le digo: "¡Hola "profe"! y el responde un poco invadido por el cansancio ; "Hola Carlos". Y bueno, continuo caminando y simultáneamente pensando en demasiadas cosas que ya no recuerdo, talvez podrían haberse convertido en algo importante si me hubiera dado el tiempo de seguir reflexinándolas.
Llego a la sala, pero no la veo, y mi corazón se acelera porque tengo que verla, lo que antes era una afección psicológica se convierte en este preciso momento en una grastronómica.
La veo y mi corazón late de manera descontrolada y su aroma invade la sala, aunque podría percibir su perfume a miles de kilómetros y es cuando sientes una extraña sensación que inunda mi anatomía por completo, es una sensación inexplicable al igual que lo que la provoca. Pase semanas pensando en como poder explicar este sientimiento pero aun no puedo encotrar las palabras que le den significado a esto que siento , a eso que muchos llaman "Amor".
jueves, 6 de diciembre de 2007
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